Título: Amiga de la calma / Autora: Susana Benet / Prólogo de José Manuel Benítez Ariza / ISBN: 978-84-123928-5-2 / Pág: 68 / PVP: 10 € / Editorial: polibea

En este espacio poético el lector comprobará enseguida que el silencio es protagonista; o, mejor dicho, el silencio crea las condiciones necesarias para una sucesión de pequeñas epifanías: «migas de luz», una arista que brilla a la luz de la luna, una lejana bandada de pájaros… Susana Benet las constata sin apenas hacer énfasis en ellas, sin forzar esa actitud delicada que algunos creen necesaria para escribir haikus. En un haiku o una tanka, nos demuestra ella, cabe también la estridencia, sonora —«los golpes / del chatarrero»— o visual —«un coche de alta gama» aparcado a la puerta de una casa en ruinas— e incluso cuestiones tan aparentemente prosaicas como el precio de unas naranjas «baratas» que, sin embargo, «alumbrarán la mesa». Un libro como éste, que podría leerse de corrido en apenas unos minutos, requiere su tiempo; o, mejor dicho, crea su tiempo propio, que es el de las pausas que el lector quiera concederse para hacer suyo, para interiorizar, lo que cada poema enuncia. ¿Cuánto tiempo es ése? ¿Cómo se mide? «Una nube de pájaros / cruza la lluvia»: constatar eso, e incluso dejarse emocionar por ello, puede ser cosa de unos pocos segundos; pero es necesario que esos segundos se perciban como tiempo en suspensión. Hay otras muchas perfecciones en esta poesía. También, y contradiciendo el tópico que quiere que los haikus y tankas contengan sólo sentimientos suaves, hay en ella sus gotas de dolor, su registro de pérdidas, sus insomnios, sus chirridos de puertas por las que no entra nadie…